Como en sus libros El huésped y El cuerpo en que nací, Nettel vuelve a enfocarse en los marginados. Sea porque tienen una diferencia, física o mental, o una sexualidad minoritoria, o simplemente se encuentran en una situación difícil que les hace sentir alejados de los demás.
Destaca el amplio ámbito de los cuentos. Tienen lugar en Japón, en París, en una isla de vacaciones aparentemente cerca de Méjico, e incluso en estos lugares, se enfoque mucho en las personas que vienen de fuera, de otros países, o de los pueblos a la gran ciudad…
Además, es muy notable la diversidad de los cuentos, que hace que sea difícil comentarlos como conjunto, más allá que decir que todos son muy interesantes. A continuación, comento cada uno por separado:
Ptosis. Conforma a los temas habituales del autor, profundizando en la idea de las percepciones de las diferencias del cuerpo, en este caso específicamente los ojos (tema también de El huésped y El cuerpo en el que nací). Sin embargo, en este caso se trata de un problema muchas veces puramente estético, la ptosis.
Las personas se sienten apresuradas a “corregir” este “defecto”. Hay presión social, pero también las ambiciones económicas del cirujano que realiza las operaciones. Se narra desde la perspectiva del fotógrafo, que hace las imágenes “antes y después” de la operación, enfatizando su fin estético y social – no es el propio paciente que aprecia la “mejora” (como sería en el caso, por ejemplo, de una intervención que alivia un dolor), sino que es algo que se ve desde fuera.

Bonsai. Como en El matrimonio de los peces rojos, Nettel toma una metáfora – el bonsái – y lo usa de manera inesperada, ambigua, y polivalente. De hecho, de haber tratado de una metáfora animal en vez de botánica, este cuento habría encajado muy bien en la otra colección, por sus temas de las relaciones en pareja. No obstante, es un cuento interesante, con un ambiente diferente: Japón.
El otro lado del muelle. Mirada desde lo lejos*, la adolescencia tiene un carácter bifurcado. Fue muy, muy larga, como si las situaciones de esta época se prolongaban muchísimo tiempo. Y, paradójicamente, marcada por eventos puntuales: encuentros, dolores, enamoramientos. Creo que la agudeza de los últimos deriva en que ha sido tu primera vez sintiendo esas emociones.

Esta historia corta encapsula bien estos dos polos de los años adolescentes de su protagonista. Se ve inmediatamente que no está disfrutando de esta edad: es tímida, avergonzada, y lo ha sido y lo será todavía durante tiempo. Va a una isla de vacaciones intentando escapar esta situación, y este ambiente facilita un encuentro con una persona de muy lejos de donde vive ella; un encuentro que, por lo visto, la acaba marcando profundamente.
Pétalos. Claramente es una historia “incómoda”. El protagonista se comparta de una manera preocupante, señalando su poco respeto (incluso su poco conocimiento) hacia las normas sociales. Sin embargo, tampoco parece que tenga malas intenciones. ¿Cómo debería vivir alguien que tiene deseos tan raros?
Bezoar. Muchas veces, las historias de las personas marginadas pueden pintarse de manera muy romántica – “¡Finalmente, encuentro alguien como mí, mi media naranja!” Fin feliz. Estoy pensando en historias como Silver Linings Playbook.
Este cuento presenta una perspectiva más compleja de la realidad de las relaciones entre personas que tienen dificultades mentales. Aunque al principio se alegran de no sentirse solos, pero al final… no es tan fácil como en las películas.
Un cuento sumamente observado e inteligente.
Bueno, para concluir, es una colección de cuentos muy bien tallados, y me ha gustado mucho.
Como suelo comentar la aptitud de los textos para extranjeros, cabe decir que tienen un lenguaje relativamente sencillo, y cada cuento una longitud relativamente limitada. La excepción es “Pétalos”, que podría ser bastante difícil de seguir, porque trata de un tema tabú y el narrador se niega a decir en términos claros lo que está viendo y haciendo; se emerge la idea según proceda el cuento. Así que serían buenos para estudiantes de español. 🙂
*Cumplo 24 este mes, así que ya me siento cualificada para hacer proclamaciones así.