Me encantó Umami de Laia Jufresa, que fue una de las primeras novelas que leí en castellano. Por eso, me ezforcé en buscar una copia de su colección de relatos, El esquinista, publicada en 2014, y finalmente lo encontré en la Librería Cervantes, de Madrid.
Valió mucho la pena, porque es una recopilación genial de doce relatos que demuestran el gran gama y la envergadura de la escritura de esta escritora. Casi se lee como una revista cualquiera, lo cual no equivale a decir que no tenga un estilo distinto, sino que sorprende la amplia gama de temas y ambientes que Lufresa trata con habilidad.

Hay relatos ambientados en el campo («Hicieron de mí», «Mamá contra la tierra») y otros muy urbanos; hay cuentos de pobreza y de la clase media. Lufresa se enfoca, aunque no exclusivamente, en las mujeres y sus experiencias, como en uno de mis relatos favoritos de la colección, «El récord». Incluso se adentra en la ciencia-ficción, o la narrativa del futuro, en el epónimo «El esquinista».
Un ejemplo del tema de la clase social, y el género y las mujeres, se da en «El récord», que se trata de una mujer empleada en una biblioteca para escritores, todos hombres, que la desprecian. No sé si es porque soy (nominalmente) escritora, pero me agradó que alguien tratara este tema del machismo específicamente entre los que se consideran “modernos”, y Jufresa lo hace con matices muy interesantes, además de construir un argumento tallado de forma clásica, pero fresca.
Otro que me gustó por sus temas sociales fue «Om», que muestra cómo la gente intenta tener una vida con sentido, además de cómoda, moderna, “normal”, a pesar de las presiones que genera la violencia. La ansiedad y la incertidumbre incide en una clase de yoga, y en la estructura del propio relato.

El tercero del cual hablaré es «Los engañamos, Fifi», que también destaca por su incertidumbre narrativa, en este caso generada por la amenaza de violencia de tipo machista, que interfiere en las relaciones interpersonales. El ambiente aislado y los elementos “absurdos”, tales como el pato llamado Ernesto, le dan al relato un aspecto gótico y sombrío; de nuevo resalta la habilidad que tiene Lufresa para explorar y emplear diferentes estilos y tonos.
Diré algo brevemente sobre «El esquinista», aunque teniendo en cuenta su estilo, tampoco quiero dar spoilers. Me ha gustado mucho, porque me interesa la ficción especulativa, especialmente cuando se predomina el pensamiento en vez de la «acción», lo cual es el caso en este relato muy inteligente. Se ambienta en un mundo futuro, pero se trata sobre todo del arte, de la evolución de una nueva forma del arte que se hace posible — se podría decir, imprescindible — en un mundo muy difícil de soportar.
De hecho, me han gustado todos estos relatos. Serían idóneos para estudiantes de español, sobre todo por su poca extensión. Lo malo es que hoy en día resulta bastante difícil encontrar copias de este libro; espero que se impriman más copias o se haga disponible como libro electrónico. Recomiendo mucho la colección, además de Umami, la primera novela de la misma escritora.